EUROPA
PRESS
17 junio
2021
La
testosterona también es cosa de mujeres
Siempre que pensamos en testosterona
nos viene a la cabeza la imagen de un hombre fuerte y agresivo, pero las
mujeres también sintetizan testosterona, aunque a diferente nivel, en una proporción
mucho menor a los varones. De hecho, en el hombre adulto la concentración
sanguínea de la testosterona es 10 veces mayor que en la mujer.
Así lo afirma la doctora Teresa Gastañga
Holguera, especialista en Medicina Reproductiva del
Instituto de Salud de la Mujer del Hospital Clínico San Carlos (Madrid),
durante una entrevista con Infosalus, en la que
destaca como dato a tener en cuenta que la mayor secreción de andrógenos y sus
precursores se observa cuando la mujer tiene de 20 a 30 años.
"Posteriormente, su secreción va disminuyendo poco a
poco y la producción de testosterona se reduce al 50% a los 40 años de la
mujer, y en un 25% a los 50. El descenso continúa más allá de los 60
años", apostilla la especialista.
En concreto, indica que la testosterona es una hormona
androgénica que pertenece al grupo de los esteroides sexuales: "En la vida
fetal interviene en los procesos de diferenciación masculina, desarrollándose
gracias a ellas los órganos y las estructuras del aparato genital. En la pubertad
es necesaria para continuar el desarrollo sexual y la aparición
de caracteres sexuales secundarios, como el vello genital o el agravamiento de
la voz, a la par que es básica para la función sexual masculina y la producción
de espermatozoides".
Además, precisa que el desarrollo muscular se encuentra bajo
el control directo de esta hormona y también tiene efecto en el cerebro, a la
vez que aumenta la densidad mineral ósea y ayuda al hígado a sintetizar algunas
enzimas y proteínas.
En el caso de la mujer sostiene que la testosterona también
está asociada positivamente con la función sexual y del mantenimiento de la
estructura y función adecuadas del tracto genitourinario, pero además existen
receptores para esta hormona en numerosos órganos, como el cerebro, el hueso,
la piel y el músculo entre otros. "Hay que tener en cuenta, además, que la
testosterona es un precursor en la biosíntesis del estradiol: la hormona
femenina por excelencia", subraya.
Dónde se produce
La testosterona en la mujer adulta es producida en un 25% en
el ovario, otro 25% por las glándulas suprarrenales (que se encuentran ubicadas
en la parte superior del riñón), y el 50% restante procede de la conversión
periférica de otros andrógenos (mayoritariamente de androstendiona
y una pequeña cantidad de dihidroepiandrostendiona),
según detalla la experta del Hospital Clínico San Carlos.
Sin embargo, advierte de que hay que tener en cuenta que en
la mujer menopáusica el ovario es un órgano fundamentalmente secretor de
andrógenos, produciéndose un aumento relativo de estos, como resultado de la
desaparición de los estrógenos entre otras causas. "La respuesta de los
tejidos diana depende de su capacidad para controlar la disponibilidad de
andrógenos, de tal forma que en las mujeres postmenopáusicas pueden encontrarse
síntomas tanto de hiperandrogenemia como de
deficiencia de andrógenos", añade.
Síntomas de déficit de testosterona en las mujeres
En este contexto, la doctora Teresa Gastañaga Holguera asegura que las definiciones clínicas y bioquímicas
de la deficiencia de testosterona no han sido claramente establecidas e incluso
han tenido cambios a lo largo de los años.
Este síndrome de déficit de testosterona en las mujeres dice
que estaría caracterizado por la pérdida de la líbido
con una disminución global del deseo sexual, por una motivación baja, así como
una fatiga persistente o inexplicable, aparte de un estado de ánimo aplanado, y
de una disminución de la sensación de bienestar, cuyos síntomas no pueden ser
atribuidos a otros factores.
"Las mujeres que han padecido una menopausia quirúrgica
(a las que se le han extirpado los ovarios antes de la llegada de la menopausia
natural) estarían entre la población más probablemente susceptible de padecer
esta deficiencia de testosterona. Una mujer joven raramente experimentará
síntomas de deficiencia de testosterona porque los ovarios sanos la producen en
cantidad suficiente. Sin embargo, cuando existe supresión ovárica, como ocurre
en la extirpación premenopáusica de los ovarios, o cuando estos han sido
radiados, o la mujer ha recibido quimioterapia, o en el fallo ovárico
prematuro, podría ocurrir una deficiencia de testosterona", añade.
No obstante, la especialista en Medicina Reproductiva del
Instituto de Salud de la Mujer del Hospital Clínico San Carlos menciona que en
la última revisión de guías clínicas de algunas sociedades, como la Endocrine Society, se recoge que
las concentraciones bajas de andrógenos en la mujer no predicen con fiabilidad
los hallazgos clínicos y que los niveles en sangre de testosterona no son
predictores independientes de la función sexual femenina, por lo que
actualmente no parece existir criterios bioquímicos para diagnosticar la
deficiencia androgénica en la mujer.
"En la menopausia, los cambios en la activación de determinadas
esferas del cerebro están relacionados con una concentración baja de hormonas
sexuales y se correlacionan con la pérdida de la excitación sexual. El síndrome
de deseo sexual hipoactivo puede ser el resultado directo de la deficiencia de
andrógenos en la mujer menopáusica. Este síndrome está caracterizado por la
ausencia de fantasías sexuales y deseo de actividad sexual, y puede causar un
malestar importante en la mujer. A nivel cardiometabólico,
estudios realizados han encontrado que un estado hipoandrogénico
en la mujer es deletéreo, además, en la salud cardiovascular", sostiene la
doctora.
Mejorar la falta de testosterona en la mujer
A la hora de prevenir o de mejorar la falta de testosterona
en mujeres, Gastañaga resalta que, de forma genérica, parece que el ejercicio
de resistencia, como las pesas, aumenta los niveles de testosterona. "El
estrés, a través de la producción excesiva de cortisol, produciría una
disminución de su producción. Sin embargo, la reducción farmacológica la situación
por métodos alternativos", añade.
Eso sí, recuerda que la testosterona está indicada para el
trastorno de deseo sexual hipoactivo y es la única indicación basada en la
evidencia para el uso de testosterona en mujeres posmenopáusicas: "Los
ensayos clínicos sugieren que la testosterona exógena mejora el rendimiento
cognitivo y mejora la salud musculoesquelética en mujeres posmenopáusicas,
aunque no está aprobado el uso de la testosterona con este fin. Aunque faltan
datos a largo plazo sobre la seguridad del uso de testosterona, no parece que
se hayan observado efectos cardiovasculares adversos en estudios de terapia con
testosterona transdérmica en mujeres".
Algunas enfermedades o circunstancias producen disminución
de la testosterona en las mujeres, advierte igualmente, por lo que dice que hay
que tenerlo en cuenta para recibir el adecuado tratamiento, o revertirlas si
fuera posible.
"Esto ocurre, por ejemplo, en el hipopituitarismo. La
pituitaria o glándula hipófisis se ubica en el cerebro y es la encargada de
producir varias hormonas y cuando deja de funcionar, como en el
hipopituitarismo, se produce una deficiencia en la producción hormonal gonadal
y/o de las glándulas adrenales. Además, la producción de testosterona se ve
disminuida en aquellas mujeres que toman corticoesteroides de forma mantenida o
en las usuarias de terapias con estrógenos orales, circunstancia que no es
observada si estos últimos se usan por vía transdérmica", agrega.
En última instancia, la especialista en Medicina
Reproductiva del Instituto de Salud de la Mujer del Hospital Clínico San Carlos
señala que han utilizado terapias con testosterona para mejorar la respuesta
ovárica en los ciclos de fecundación in vitro, ya que los andrógenos parecen
ser reguladores positivos del desarrollo folicular: "La testosterona
aumentaría los receptores ováricos para la hormona estimuladora del folículo
(FSH) y aumentaría así la respuesta ovárica a la estimulación con esta
última".